Diferencia entre revisiones de «Lola Serrano Sedeño»

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'''Lola Serrano Sedeño''' (Cádiz, 1898-Tarifa, 1979), comadrona que ejerció en Tarifa durante 54 años.
 
'''Lola Serrano Sedeño''' (Cádiz, 1898-Tarifa, 1979), comadrona que ejerció en Tarifa durante 54 años.
<ref> MONTANO REINÉ Mercedes: [https://mellariatarifa.files.wordpress.com/2018/07/puertajerez50.pdf "Puente de Alpariate" ], ''Puerta de Jerez'' 49 (2017) 5 </ref>
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<ref> MUÑOZ RUIZ, Mariluz y MONTANO REINÉ, Mercedes: "El siglo de las comadres", ''Tarifa, la Voz de un  Pueblo'' 72 (1998) pp. 19-21. [https://hemerotecadetarifa.org Hemeroteca Histórica de Tarifa] </ref>
 
[[Archivo:Lola_Serrano_Sedeño.jpg|thumb|450px|Foto de Lola perteneciente al archivo de la familia Serrano.]]
 
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==Vida==
 
==Vida==
Lola nació circunstancialmente en Cádiz en el año 1898 y fue la quinta hija de [[Ana Sedeño]], que ejerció de comadrona en Tarifa durante 47 años. Su padre fue arriero dedicado al transporte del carbón, elemento imprescindible a principios del siglo XX. Su madre, Ana, se trasladó a Cádiz para obtener la titulación de matrona y ya para entonces tenía cuatro hijos a los que se llevó con ella a Cádiz, además de estar embarazada de Lola, que nació en esa ciudad.
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Lola nació circunstancialmente en Cádiz en el año 1898 y fue la quinta hija de [[Ana Sedeño López]], que ejerció de comadrona en Tarifa durante 47 años. Su padre fue Antonio Serrano Cabezas, arriero de profesión y dedicado al transporte del carbón, elemento imprescindible a principios del siglo XX. Su madre, Ana, se trasladó a Cádiz para obtener la titulación de matrona, teniendo ya cuatro hijos que se llevó con ella, además de estar embarazada de Lola, que nació en esa ciudad.
  
Lola Serrano era conocida como la comadre "Lola Seño" debido a que su madre, de apellido Sedeño, era conocida de esta manera, "Ana Seño", y por esta circunstancia mantuvo el mote de su madre. Ana Sedeño y Lola Serrano estuvieron parteando cerca de un siglo en Tarifa.
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Lola Serrano era conocida como la comadre "Lola Seño" debido a que su madre, de apellido Sedeño, era conocida de esta manera, "Ana Seño". Ana Sedeño y Lola Serrano estuvieron parteando cerca de un siglo en Tarifa.
  
Lola entregó su vida a su profesión. No llegó a casarse, siendo atendida por su hermana menor, Carlota, debido a que el trabajo la acaparaba y que era normal que un solo parto le ocupara más de un día.
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Lola entregó su vida a su profesión. No llegó a casarse y fue atendida por su hermana menor, Carlota, debido a que el trabajo la acaparaba y que era normal que un solo parto le ocupara más de un día.
  
 
En los últimos años de su profesión Lola vio criticados y rechazados sus servicios. En esa época se estableció en Tarifa una nueva comadrona, Yolanda Bravo. El desprecio que Lola sufrió de sus paisanos le afectó profundamente.
 
En los últimos años de su profesión Lola vio criticados y rechazados sus servicios. En esa época se estableció en Tarifa una nueva comadrona, Yolanda Bravo. El desprecio que Lola sufrió de sus paisanos le afectó profundamente.
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Lola se jubiló en 1965 cuando contaba en su haber 54 años de servicios plenos e ininterrumpidos. Murió en 1976, sin haber recibido ningún agradecimiento por su entregada labor.
 
Lola se jubiló en 1965 cuando contaba en su haber 54 años de servicios plenos e ininterrumpidos. Murió en 1976, sin haber recibido ningún agradecimiento por su entregada labor.
  
Años más tarde, en la década de los años 90, se hizo una Casa de Oficios en Tarifa a la que pusieron su nombre.
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Años más tarde, en la década de los años 90, se hizo una Casa de Oficios en Tarifa a la que se puso su nombre.
  
 
==Estudios y profesión==
 
==Estudios y profesión==
  
Lola Serrano estudió en Cádiz, en el Hospital de Mora, al igual que hizo su madre.
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Lola Serrano estudió en Cádiz al igual que hizo su madre.
  
Dedicó toda su vida laboral a su profesión; desde muy joven se entregó a este oficio y con 13 años ya ayudaba a su madre a asistir en los partos. Posteriormente, una vez finalizados sus estudios, trabajó unos meses en Tenerife, pero su pueblo natal le reclamó y se trasladó a Tarifa donde trabajó hasta su jubilación como titular de la plaza de comadrona del Ayuntamiento de Tarifa.
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Dedicó toda su vida laboral a su profesión; desde muy joven se entregó a este oficio y con 13 años ya ayudaba a su madre a asistir en los partos. Posteriormente, una vez finalizados sus estudios trabajó unos meses en Tenerife, pero su pueblo natal le reclamó y se trasladó a Tarifa donde trabajó hasta su jubilación como titular de la plaza de comadrona del Ayuntamiento de Tarifa.
  
Parteó a todas las madres de Tarifa hasta bien entrado la segunda mitad del siglo XX. Si el parto se producía en el campo podía pasar varios días en el hogar de las parturientas; allí comía y a veces tenía que dormir. Las condiciones de la época eran muy duras y Lola se tenía que desplazar en burro a los rincones más recónditos de la extensa campiña de Tarifa.
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Parteó a todas las madres de Tarifa hasta bien entrado la segunda mitad del siglo XX. Si el parto se producía en el campo Lola podía pasar varios días en el hogar de las parturientas; allí comía y a veces tenía que dormir. Las condiciones de la época eran muy duras y Lola se tenía que desplazar en burro a los rincones más recónditos de la extensa campiña de Tarifa.
  
Normalmente los partos eran atendidos en el propio domicilio de la paciente, pero había veces en que las condiciones de los hogares eran tan míseras o estaban en un lugar inaccesible que le impedían atenderlas, Por ello la casa familiar de Lola era ofrecida a estas señoras.
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Normalmente los partos eran atendidos en el propio domicilio de la paciente, pero había veces en que las condiciones de los hogares eran míseras o estaban en un lugar muy inaccesible y entonces Lola ofrecía su casa familiar.
  
 
Serrano contaba numerosas anécdotas de su vida laboral, entre ellas destacan el hecho de que algunas familias querían agradecer sus servicios con regalos, que eran de lo más variopinto, llegándole a ofrecer en Bolonia un jarrón de gran tamaño procedente de las ruinas romanas, entonces abandonadas, regalo que ella no aceptó.
 
Serrano contaba numerosas anécdotas de su vida laboral, entre ellas destacan el hecho de que algunas familias querían agradecer sus servicios con regalos, que eran de lo más variopinto, llegándole a ofrecer en Bolonia un jarrón de gran tamaño procedente de las ruinas romanas, entonces abandonadas, regalo que ella no aceptó.
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El sueldo por los servicios de matrona era muy modesto y según datos familiares, en los años 60 rondaba los 200 euros mensuales.
 
El sueldo por los servicios de matrona era muy modesto y según datos familiares, en los años 60 rondaba los 200 euros mensuales.
  
Los casos de parto que se presentaban con problemas para la madre o para la salud del niño, eran consultados de inmediato con el médico, que en caso de gravedad llegaba a intervenir. En la época en que Lola ejerció la profesión estaba de titular en el Ayuntamiento de Tarifa el médico [[Fernando Romero]]
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Los casos de parto que se presentaban con problemas para la madre o para la salud del niño, eran consultados de inmediato con el médico, que en caso de gravedad llegaba a intervenir. En la época en que Lola ejerció la profesión estaba de titular en el Ayuntamiento de Tarifa el médico [[Fernando Romero]].
 
 
  
 
==Referencias==
 
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Revisión actual del 17:52 27 feb 2022

Lola Serrano Sedeño (Cádiz, 1898-Tarifa, 1979), comadrona que ejerció en Tarifa durante 54 años. [1]

Foto de Lola perteneciente al archivo de la familia Serrano.

Vida

Lola nació circunstancialmente en Cádiz en el año 1898 y fue la quinta hija de Ana Sedeño López, que ejerció de comadrona en Tarifa durante 47 años. Su padre fue Antonio Serrano Cabezas, arriero de profesión y dedicado al transporte del carbón, elemento imprescindible a principios del siglo XX. Su madre, Ana, se trasladó a Cádiz para obtener la titulación de matrona, teniendo ya cuatro hijos que se llevó con ella, además de estar embarazada de Lola, que nació en esa ciudad.

Lola Serrano era conocida como la comadre "Lola Seño" debido a que su madre, de apellido Sedeño, era conocida de esta manera, "Ana Seño". Ana Sedeño y Lola Serrano estuvieron parteando cerca de un siglo en Tarifa.

Lola entregó su vida a su profesión. No llegó a casarse y fue atendida por su hermana menor, Carlota, debido a que el trabajo la acaparaba y que era normal que un solo parto le ocupara más de un día.

En los últimos años de su profesión Lola vio criticados y rechazados sus servicios. En esa época se estableció en Tarifa una nueva comadrona, Yolanda Bravo. El desprecio que Lola sufrió de sus paisanos le afectó profundamente.

Lola se jubiló en 1965 cuando contaba en su haber 54 años de servicios plenos e ininterrumpidos. Murió en 1976, sin haber recibido ningún agradecimiento por su entregada labor.

Años más tarde, en la década de los años 90, se hizo una Casa de Oficios en Tarifa a la que se puso su nombre.

Estudios y profesión

Lola Serrano estudió en Cádiz al igual que hizo su madre.

Dedicó toda su vida laboral a su profesión; desde muy joven se entregó a este oficio y con 13 años ya ayudaba a su madre a asistir en los partos. Posteriormente, una vez finalizados sus estudios trabajó unos meses en Tenerife, pero su pueblo natal le reclamó y se trasladó a Tarifa donde trabajó hasta su jubilación como titular de la plaza de comadrona del Ayuntamiento de Tarifa.

Parteó a todas las madres de Tarifa hasta bien entrado la segunda mitad del siglo XX. Si el parto se producía en el campo Lola podía pasar varios días en el hogar de las parturientas; allí comía y a veces tenía que dormir. Las condiciones de la época eran muy duras y Lola se tenía que desplazar en burro a los rincones más recónditos de la extensa campiña de Tarifa.

Normalmente los partos eran atendidos en el propio domicilio de la paciente, pero había veces en que las condiciones de los hogares eran míseras o estaban en un lugar muy inaccesible y entonces Lola ofrecía su casa familiar.

Serrano contaba numerosas anécdotas de su vida laboral, entre ellas destacan el hecho de que algunas familias querían agradecer sus servicios con regalos, que eran de lo más variopinto, llegándole a ofrecer en Bolonia un jarrón de gran tamaño procedente de las ruinas romanas, entonces abandonadas, regalo que ella no aceptó.

El sueldo por los servicios de matrona era muy modesto y según datos familiares, en los años 60 rondaba los 200 euros mensuales.

Los casos de parto que se presentaban con problemas para la madre o para la salud del niño, eran consultados de inmediato con el médico, que en caso de gravedad llegaba a intervenir. En la época en que Lola ejerció la profesión estaba de titular en el Ayuntamiento de Tarifa el médico Fernando Romero.

Referencias

  1. MUÑOZ RUIZ, Mariluz y MONTANO REINÉ, Mercedes: "El siglo de las comadres", Tarifa, la Voz de un Pueblo 72 (1998) pp. 19-21. Hemeroteca Histórica de Tarifa