Sellos de los privilegios reales

Los sellos de los privilegios reales autentificaban dichos documentos.

Anverso del sello del rey de Enrique IV. Busto del rey de perfil, ciñiendo corona con florones, con la leyenda: Enrique IIII por la gracia de Dios rey de Castilla y León (en latin).

Reverso del sello de alfonso XI, representado a caballo con espada en su mano derecha.

Privilegios

Durante la Edad Media el concejo de Tarifa recibió varios privilegios reales. El primero de ellos fue el que concedió el rey Sancho IV el Bravo en 1295, en el que se le daba al concejo tarifeño la propiedad de todo el término municipal, además concedía exenciones fiscales y medidas para favorecer la actividad comercial del puerto de Tarifa.

Otro privilegio que recibió Tarifa se lo concedió el rey Alfonso IX en el año 1333 por el que se perdonaban los delitos cometidos, incluido el de homicidio, a aquellos que morasen en Tarifa durante un año y un día.

Estos privilegios fueron ratificados por los siguientes reyes y el otorgado por Sancho IV fue confirmado por última vez por Carlos IV en el año 1791. El privilegio original de Sancho IV y la mayoría de las confirmaciones se conservan en el archivo municipal de Tarifa. La autentificación del privilegio la daba el sello de plomo que pendía de hilos sujetos al pergamino donde está escrito la concesión real.

Sellos

Sólo siete de estos sellos se han conservado entre los privilegios del archivo municipal: el de Pedro I (1351), Juan I (1379), Enrique III (1391), tres de Enrique IV (1456 y dos de 1456 ) y Juana I (1509).

En el anverso de estos sellos se encuentra la efigie del rey y en el reverso el escudo del reino de Castilla y León, excepto en el sello de Juana I que tiene en el anverso la figura ecuestre de Felipe el Hermoso y en el reverso la representación de Juana I sentada en el trono.

El rey es representado a veces mayestático, sentado en su trono como expresión de realeza; otras (como el sello de Pedro I y Enrique III) representa a un rey guerrero, montado a caballo, empuñando una espada en el momento de atacar al enemigo; finalmente tenemos la representación del busto del rey, como en los sellos de Enrique IV donde aparece tocado con la corona real.